domingo, 18 de septiembre de 2011

Real Oviedo-Genoa UEFA 1991







Los preparativos.
El Real Oviedo se había clasificado para la Copa de la UEFA 1991-92 ocupando la plaza que dejó libre el Atlético de Madrid al ganar la Copa del Rey.  Esto no desmerece la gran campaña que había realizado el conjunto azul dirigido por Javier Irureta, merecedora por si misma de la clasificación.  Desde el mismo momento en que se confirmó la participación en la UEFA había una gran ansiedad entre los miembros del tifo organizado de Oviedo.  La pregunta que nos hacíamos una y otra vez era ¿Quién nos tocará? y cada uno hacía sus cábalas y expresaba sus preferencias por esta o aquella razón.  Finalmente, desde el punto de vista de la grada, nos tocó el premio gordo: el Génova italiano.  El Génova, fundado en el siglo XIX por ingleses se denomina oficialmente Genoa Cricket and Football Club –por lo tanto se le conoce con el nombre en inglés de la ciudad, el “Genoa”- tenía dos atractivos principales.  A nivel de club, el Genoa era -y es- un histórico del calcio que tras pasar épocas de penuria volvía a la élite.  Esta “Squadra” muy seguida en su ciudad tenía –tiene- un palmarés que quisieran muchos otros equipos (nueve scudetti y una Copa de Italia) si bien, todos sus títulos eran anteriores a la Segunda Guerra Mundial e incluso, ganados en el siglo XIX.  Por añadidura, sus años de travesía del desierto habían espoleado el nacimiento y auge de otra Squadra en Génova, la Sampdoria que había tomado el relevo en cuanto a representatividad -a nivel de atención de la prensa, al menos- del fútbol de la capital de Liguria.  Si el equipo tenía su atractivo por su tradición y solera italiana, para los ultras el atractivo era aún mayor.  Los distintos grupos que existían en la grada más animosa carbayona, liderados por las desaparecidas Brigadas Azules, deberían –debíamos- dar la talla ante una de las mejores tifoserie de la Serie A italiana, lo que era como decir del mundo.  El grupo principal del movimiento ultra genoano, la Fossa dei Griffoni, había desarrollado en las últimas temporadas una serie de coreografías espectaculares que eran objeto de admiración y envidia en todo el mundo ultra español que se mantenía al tanto de lo que se cocía en el país trasalpino a través de revistas como “Super Tifo” que se recibían mensualmente.  La Fossa ya había dejado claras sus intenciones de no bajar la guardia con su último tifo, el de celebración de su clasificación para la UEFA, en el que transformaron su grada en el Luigi Ferraris en una pista de aterrizaje con el avión aterrizando bajo el lema “Llegamos a Europa”.  Y cómo olvidar el tifo del mar rossoblù, o los telones que cubrían completamente la curva del Ferraris para abrirse mostrando el tifo preparado que esperaba oculto, o los bufandeos sólidos en los que no se atisbaba una cabeza bajo el mar de bufandas y manibanderas, o el macrobanderón de grada “Forza Vecchio Cuore Rossoblù”, o el Griffone (símbolo del Genoa) proyectado sobre la curva, o los fuegos artificiales o…  En definitiva, todo un reto para nosotros, los Ultras del Oviedo.  Y eso que en aquella época Brigadas Azules era un referente del tifo en España, mal que le pesara a algún autodenominado “grupo histórico” (histriónico más bien) de las afueras de la Capital del Principado.


Por otra parte, el Real Oviedo de aquella época era un equipo conjuntado y potente, sin figuras que destacaran, pero jugadores de raza con un alma del que por desgracia hoy carecen sus sucesores.  Sabíamos que no éramos inferiores a los italianos y que la eliminatoria iba a estar muy abierta y emocionante, como así fue.
Desde ese momento en que conocimos nuestro rival, comenzaron los preparativos.  El reto era preparar un gran tifo durante la época estival en la que muchos de los miembros de Brigadas estaban fuera de Oviedo y no iba a resultar fácil organizarse ni conseguir los fondos necesarios.  Dada la importancia del choque, nuestra gente encargada de las “relaciones institucionales” se mantuvo en contacto con la junta de seguridad, que nos había llamado para asegurar que la eliminatoria trascurriera sin incidentes.  A esas alturas, el Genoa ya había comunicado la intención de miles de tifosi de desplazarse a Oviedo para el partido.  Esto era un reto organizativo y de seguridad ciudadana ya que la presencia de 6.000 aficionados genoveses en las calles de Oviedo coincidiría con la celebración de las fiestas de San Mateo.  Al no existir rivalidad previa ni tener ningún conflicto con los ultras del Genoa –de hecho, como ya he dicho, admirábamos su organización- ambas partes decidimos organizar un acto de hermanamiento que sería correspondido cuando fuéramos al partido de vuelta en Génova.




 El partido.

Finalmente, el tifo se organizó en 3 sub-tifos diferentes: globos (5.000 de tamaño estándar y 100 de 1 metro de radio); botes de humo (comprados directamente a Italia) y más de 100 bengalas navales de mano.  Todo comprado íntegramente con fondos de Brigadas o adelantados por los miembros más solventes.  A título de curiosidad, el dinero del tifo pirotécnico solía recuperarse ya que las bengalas y botes de humo se vendían a las personas que posteriormente los quemarían.



Tal y como habían prometido, 6.000 hinchas genoveses llegaron a una Vetusta que por una vez no dormía la siesta.  Avión y vehículo particular fueron utilizados como medios de transporte, pero lo más espectacular fue una caravana de autobuses que transportó al grueso de las tropas desde la capital ligur.  Estos autobuses se aparcaron en el Polígono del Espíritu Santo (que en aquella época tenía más terreno libre que hoy en día) desde dónde los genoani tuvieron que subir al centro de la capital por los medios que encontraron a su alcance.  Nuestros encargados de “relaciones institucionales” fueron al encuentro de los capos de la Fossa dei Griffoni mientras otros grupos fueron al Tartiere a dejar preparado el tifo para la tarde.  Con posterioridad nos reuniríamos todos en el Rolling y el Street que era las sedes oficiosas de Brigadas.  Es de reseñar que tanto con los tifosi que llegaron en los días previos como con el grueso de la expedición que llegó el mismo día del partido por la mañana en su mayoría no hubo ningún tipo de incidente.  El ambiente durante todo el día por las calles de Oviedo fue inmejorable, respirándose fútbol y amor por sus respectivos colores a cada paso.  Aunque obviamente los hinchas locales no saldrían de sus casas para acudir al partido hasta un par de horas antes de la hora prevista para el saque, no dejaron de verse por todo Oviedo personas ataviadas con los colores del equipo carbayón intentando contrarrestar la presencia mayoritaria en aquellos momentos del color rossoblù.


Ya en el Tartiere vivimos el ambiente en estado puro.  La hinchada genovesa fue situada en la antigua grada de la parte del colegio mientras que la hinchada carbayona ocupaba su grada habitual.  Los genoani no trajeron un tifo coreográfico y el material pirotécnico les fue confiscado a la entrada del estadio.  Su tifo se basó en un increíble despliegue de bufandas, pancartas, banderas y manibanderas que coloreó de rossoblù por completo su grada acompañado, cómo no, de inagotables cánticos de apoyo a los griffoni.  La grada local no sólo no se amilanó sino que lideró una animación que acabó imponiéndose a la de los visitantes.  A pesar de que el partido era televisado, los gestores de la época (los que 9 años después llevarían al equipo a la bancarrota y el colapso deportivo) dieron una nueva muestra de ineptitud y avaricia y pusieron unos precios de entradas que harían que el Tartiere no se llenara como merecía la ocasión.  Sin embargo, aquellos que acudimos nos bastamos para demostrar una vez más porque el movimiento ultra de Oviedo era considerado entre los mejores de España.  Antes de la salida de los equipos se desplegó el tifo de globos que tiñó de blanco y azul la grada,  Junto a los globos, lo botes de humo azul saludaron la salida de nuestro equipo a calentar.  Sin embargo el despliegue definitivo vino con la salida de los equipos al campo para disputar el partido.  Más de 100 bengalas en perfecta línea al nivel de la antigua valla de contención del público se quemaron al unísono para admiración de locales y visitantes mientras los globos, las bufandas y las banderas con los colores de Oviedo y de Asturias ondeaban al viento. 




El partido fue muy emocionante, con las aficiones volcadas con sus equipos que gozaban de ocasiones de marcar.  Así, al borde del descanso y en la portería del fondo que ocupaba la afición visitante, tras un rechace a la salida de un córner, el gijonés Ricardo Bango marcó el gol que a la postre daría el triunfo en el partido a este Real Oviedo que alcanzó así una de sus máximas cotas deportivas.  Como era de suponer, la afición carbayona se volvió loca con el gol de Bango y las bengalas y botes de humo volvieron a aparecer entre las fila de Brigadas. 



En el segundo tiempo, el Génova intentaría empatar espoleado por una afición que hostigaba a nuestro portero, Viti, dando el único gesto negativo de toda la jornada al agredir a este con el lanzamiento de monedas que impactaron en nuestro guardameta tras un gol justamente anulado a la escuadra italiana.  Este incidente provocó un intercambio de “lindezas” entre los sectores más exaltados de ambas hinchadas pero la cosa no pasó a mayores.  Al finalizar el partido, la grada genovesa dio paso al drama con aficionados llorando, lo que a mi modo de ver era un poco exagerado como se demostró en el partido de vuelta (con la inestimable ayuda del árbitro, todo sea dicho).  La grada oviedista era todo lo contrario y fuimos a celebrar San Mateo cansados pero con ánimos redoblados por el gran día que acabábamos de vivir.


Estos son mis recuerdos de un partido que muchos dirán fue el más importante del Real Oviedo.  Sin embargo, yo discrepo.  En este partido el Oviedo se jugaba la Gloria.  Por desgracia, en los últimos años nos hemos jugado repetidamente la existencia y es en estos partidos donde la afición oviedista de verdad ha sabido dar la cara.  Es agradable recordar momentos cumbre como la eliminatoria con el Genoa.  Sin embargo, acudir a ese partido, organizar un gran tifo o movilizar a la gente era fácil comparado con tener que organizarse para jugar contra el Industrial, el Langreo o  similares.  Tienen mucho más mérito los verdaderos oviedistas que han seguido –y seguimos- al lado del equipo en estas horas oscuras.  Espero que algún día volvamos a poder disfrutar del siguiente Oviedo-Genoa.

TEXTO: NORM (directivo de Brigadas Azules )



«¡El Génova! Nos ha tocado el Génova?». Las noticias que llegaban a Oviedo desde un hotel de lujo de Ginebra aquella mañana de julio de 1991 no eran muy alentadoras. En la lista de posibles rivales que le podían tocar en gracia -Génova, Sporting de Portugal, Groningen, Dinamo de Bucarest, Vllaznia Shkoder, AEK Atenas y Rotweiss Erfeurt- uno italiano equivalía a la peor opción. 


Cuando el representante de la UEFA sacó la papeleta del Génova, Juan Mesa, representante del Oviedo en el sorteo, se estremeció en su silla. «Es una suerte debutar en Europa ante un equipo histórico». El punto de vista optimista lo puso el presidente, Eugenio Prieto. Jabo Irureta, siempre comedido, optó por la cautela. «El Génova ha sido cuarto en Italia, que viene a ser como la NBA del fútbol», publicaba LA NUEVA ESPAÑA en boca del entrenador al día siguiente del sorteo.  



 La invasión italiana fue monumental. El aeropuerto de Asturias batió su récord de tránsito. Un total de 9.580 personas entraron y salieron en Asturias a bordo de aviones esa jornada. Los 42 vuelos entre Génova y Asturias en 30 horas tuvieron la culpa. El efecto de la afición visitante se enfrió con los primeros compases del partido. Sólo Simone Braglia, portero del Génova, fue capaz de detener los intentos azules. Al borde del descanso apareció una fisura en el muro. El reloj marcaba las 21.17 cuando el Oviedo tuvo su mayor dosis de protagonismo en Europa. 
 A su llegada, los 6.000 aficionados italianos cubrían uno de los fondos. «Me llamó la atención la cantidad de banderas que traían los italianos. Era un ambiente fantástico. No cabía un alma en el Tartiere», afirma Carlos. 



OVIEDO, 1 GENOVA, O
Oviedo: Viti (2); Zúñiga (0), Luis Manuel (2), Gorriarán (2), Jerkan (2), Elcacho (2); Berto(2),Viñals(1), Bango(1); Carlos(1) y Lacatus(1). A los14minutos delasegun- da parte, Paco (2) reemplazó a Bango, y a los 22, Jankovic (1), a Lacatus.
Génova: Braglia (2); Torrente (1), Signori- ni (2), Caricola (1), Ferroni (1); Eranio (2), Ruotolo (2), Bortolazzi (2), Onorati (1); Aguilera(O)ySkuhravy(1). Alos38minu- tos de la segunda parte, Fiorini y Pacione sustituyeron a Ferroni y a Ruotolo.
 Arbitro: Fredriksson, sueco (1), ayudado por Arottz y Tohanzon. Labor acorde con loscánonescontinentales. Acertóenlafalta queseñalóantesdel remateagol del Géno- vaal comienzode lasegunda parteyperdo- nó las expulsiones a Lacatus y Caricola. Amonestó aCaricola alosquince segundos, porderriboa Lacatus, yluego, aBerto,To- rrente y Luis Manuel, por juego peligroso. 
Gol: 1-0, minuto 44: Lacatus lanzó un sa- quedesdeladerecha, Bangocabeceóenel primer palo, el balón dio en un defensa, quedó muerto y el propio Bango remató raso y cruzado, con la pierna derecha.
Incidencias: 16.500 espectadores. El club no facilitó losdatos derecaudación. Am- biente impresionante con lasdos aficiones volcadasconsusequipos. Seismilgenove- sesenlagrada del Hospital, con banderas, bufandas ydemás parafernaliaal uso. Un incidente mínimo al comienzo del segundo tiempo. Los genoveses parecieron dominar al principio, pero fueron doblegados luego por la grada de enfrente, cubierta de azul. Noche agradable y buen césped.




Juraría que había 100.000
El fondo del Tartiere repleto de globos azules, bufandas del Génova, Bango, San Mateo, Skuhravy y el nombre impronunciable de un casero árbitro alemán. Cuando uno es pequeño los recuerdos se quedan en flashes, pinceladas de lo que verdaderamente ocurrió. En muchas ocasiones la realidad es modificada al antojo del que la recuerda. Seguramente no habría 100.000 personas embutidas en el viejo Tartiere aquel 19 de septiembre de 1991, pero creánme que lo parecía. Como seguramente tampoco Dubovsky habrá sido un fantástico media punta siempre fiable que daba un recital tras otro cada fin de semana, ni Jokanovic un dominador absoluto del centro del campo en cada campo de Primera. Los recuerdos selectivos nos hacen ver el pasado de una forma más dulce.
Por volver a aquel 19 de septiembre de 1991 juraré otra vez que había 100.000 personas en el Tartiere. Los globos azules que daban colorido a los fondos y los 6.000 italianos que colapsaron el Aeropuerto de Asturias también aportaron lo suyo. El rival era el Génova, con todo lo que significa enfrentarse a un equipo italiano. En la década de los 90, jugar contra un representante del Calcio era como hacerlo con el mismísimo diablo. Nada que ver con lo que ocurre ahora. El Oviedo se había clasificado por primera vez para la Copa de la UEFA y el estreno se produciría en pleno San Mateo. Oviedo hervía y el Tartiere fue el más claro ejemplo.
Creo recordar que el ambiente era festivo. También con los visitantes. No son los genoveses tipos que armen lío haya por donde van. Al menos, no entonces. La multitud de bufandas del Genoa entre los aficionados azules, intercambiadas en los prolegómenos del partido y aún vigentes en las habitaciones de muchos oviedistas, son un ejemplo válido. 
Apenas recuerdo el gol de Bango. Cuando tienes 8 años es imposible estar 90 minutos atento a lo que ocurre en el campo. Presneciar el partido detrás del banquillo visitante minando su moral lleva más trabajo de lo que puede parecer a simple vista. Cuentan las crónicas que fel tanto fue a la salida de un saque de esquina y que no fue muy ortodoxo. Según relata el protagonista fue más un acto de fe que una estrategia premeditada. Como si el influjo de San Mateo hubiera pesado más que la pizarra de Irureta. Es lo de menos. Lo que nadie olvida es la portada del Marca al día siguiente. "Después de bingo, Bango", titulaba el diario deportivo. 
Los 90 minutos en el Tartiere dejaron un recuerdo imborrable en el colectivo azul. Lo que viene a continuación es menos agradable de rememorar. La vuelta en Génova, el gol de la esperanza de Carlos aprovechando un atropello entre el portero y un defensa italiano, aquel checo de tres metros de altura y garras afiladas llamado Skuhravy (quizás la descripción no es exacta, pero ya se ha explicado que el que recuerda a veces puede modificar la realidad a su gusto) y un árbitro "cagón" al servicio de la causa italiana al que "youtube" se encarga de poner en evidencia con un sólo click. Imágenes de una época gloriosa al fin y al cabo. 
Aquel recuerdo es imposible borrarlo de la memoria del aficionado oviedista. Con el equipo en Segunda B, la afición pasa por un momento de hastío. Tener cuatro mil socios menos que la temporada pasada también contribuye a engrandecer los recuerdos de una época gloriosa para el Oviedo. Que la gente celebre que un equipo grande juegue en la Copa del Rey en el Tartiere define hasta qué punto la afición azul demanda fútbol.

Uno siente curiosidad ahora por saber qué flashes tienen en su cabeza los actuales rectores del club sobre el duelo ante el Génova. Simple curiosidad.
Llegarán tiempos mejores y el Oviedo recuperará su sitio en la cumbre. Antes o después, pero ese día llegará. Y entonces se echará la vista atrás y se seguirá alardeando del día en que Europa conoció al Oviedo. Quizás no había 100.000 en el Tartiere, pero lo parecían.

TEXTO: Nacho Azparren (la Nueva España)



Hoy 19 de Septiembre del 2011, se cumplen nada mas y nada menos que 20 años de nuestra primera y única participación en la U.E.F.A. se me hace lejano ya esos días de gloria y mas aún viendo en donde estamos metidos,anhelo volver a vivir días de gloria como este  pero también los veo demasiado lejanos.....
Ese dia 19 de septiembre de 1991 salía temprano de mi casa en el barrio de ventanielles junto a mi padre (jonás preparate pal fútbol que mira como sube la marea de italianos) me decía el. Así era y tenderina arriba todo Genoveses,los cuales no paraban de saludarnos al vernos con nuestras bufandas del Oviedo (al final tuve que cambiar la mía por una del Genoa tras tanta insistencia).
mi padre se emocionaba con todo el ambiente de fiesta y fútbol que se vivía, así me *abandonó* en el STREET y el se fue con sus compañeros de fútbol atomar algo antes del partido.
Allí en el ROLLING estaba alucinado con los Italianos, para un chaval de 15 años como yo que le apasionaba el mundo de los Tifos y demás parafernalia ULTRA era alucinante.
20 años después me sorprende ver a los chavales de ahora que son igual de OVIEDISTAS que yo y sin vivir ningún momento de este tipo.......mientras ellos estén el futuro esta asegurado (si no lo impiden los gestores del club haciendo desaparecer a este enorme CLUB de FUTBOL)

TEXTO: Jonás Sánchez (ex-miembro, ex-directivo y ex-fotografo de Brigadas Azules. ex-directivo, fotografo y socio de Symmachiarii. ex-fotografo del Real Oviedo y 25 años de abonado en el Real Oviedo)


  FOTOGRAFIAS: la Nueva España y Jonás Sánchez (archivo Brigadas Azules )

2 comentarios:

  1. Tanto tiempo y tan cercano todo en el corazón. Cuantos recuerdos y emociones. Fútbol del bueno, la afición a tope, nosotros y los italianos. Miles de genoveses por las calles de Oviedo y un buen ambiente inigualable. Aún tengo en el cajón (y la tendré por siempre) la bufanda que Marga intercambió con unos aficionados italianos. Esto no volverá, lo han hecho imposible dos impresentables. Pero los recuerdos no nos los quita nadie. Es lo que me queda

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  2. Hola Soy unos de los Fanáticos Del Genoa que partícipe a este increíble fiesta los mas que recuerdo es el ambiente de amistad que encontramos nosotros Italianos en Oviedo la total ausencias de violencias o enemistad.
    Recuerdo que en este día Se estaba celebrando los 500 año del descubrimiento de América y había un desfile histórico por la Avenida principal y en el medio del desfile fue fácil encontrar fanáticos del Genoa con sus banderas festejando y con el placido de nuestros Anfitriones. recuerdo de haber recorrido el trayecto hasta el estadio junto de los fanático Del Oviedo en un clima de total amistad y fraternidad intercambiando bufandas y polo
    También recuerdo que al final del partido a la salida de el estadio muchos fanáticos del Oviedo vinieron a saludarnos ofreciéndonos Vinos en su característica cantimplora.
    En este Años segui el Genoa en todas su salida en Europa y se bien por nosotros la mas emocionante fue la de Liverpool seguramente la mas linda y recordada fue es y sera la de Oviedo
    Gracias Por este estupendo recurdos
    Fabio

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