jueves, 10 de noviembre de 2011

Real Oviedo, la única obra de arte inimitable

La historia del Real Oviedo está llena de sin sabores para una afición que en ocho años de calvario jamás ha dejado de apoyar a su equipo del alma. Desde el año 2003 la brecha abierta entre directiva y afición se ha hecho insostenible. Ahora, noveno en el grupo I de 2ªB, este histórico del fútbol español lucha por volver a la categoría que le pertenece.
Real Oviedo, la única obra de arte inimitable
Real Oviedo, la única obra de arte inimitable
En junio de 2003, tras una desastrosa campaña en 2ª División (los jugadores habían jugado sin cobrar la mayor parte de la temporada), el Real Oviedo confirmaba su descenso a la división de bronce del fútbol español, ante la incredulidad de los mas de quince mil socios que le arropaban en cada partido. Los problemas no acabaron ahí, la plantilla, con históricos jugadores del club como Oli o Esteban, denunciaron al club por impagos y los azules desciendieron una categoría más en los despachos.
El partido que debería enfrentar al Real Oviedo contra el Calahorra la primera jornada de liga en 2ªB, quedaría como el primer fatídico dato simbólico de aquel año 2003. Tras su descenso directamente a tercera, el conjunto de la capital del Principado, comenzaría con seis puntos menos la clasificación, pero ese no fue el mayor problema.

El Ayuntamiento de Oviedo, declaró que el equipo era inviable, por lo que proclamó la autocreación de un nuevo equipo representativo de la ciudad, el Oviedo Astur, fundado del antiguo Astur, vecino del único equipo de Oviedo, el Real Oviedo. No le pudo salir peor la jugada al alcalde Gabino de Lorenzo. Diez mil oviedistas se lanzaron a la calle con el lema “Salvemos al Real Oviedo” para impedir la caída del club. Como si de un impulso se tratara, desde el equipo se comprendió el mensaje, desaparecer no era una decisión suya, si no de la afición, y esta ya había hablado.
No había plantilla, ni siquiera dinero para pagar las fichas, pero la calidad de los jugadores del filial que conformarían la plantilla era espectacular. Jugadores como Santi Cazorla o Michu jugaban por aquel entonces en el Oviedo “B”, aunque el primero nunca llegaría a debutar en el primer equipo.

No había despachos, no se podían jugar amistosos, no había luz, pero había ilusión por salir adelante. La afición entonó un cántico que todo oviedista hizo suyo, y que aún a día de hoy pone la piel de gallina escucharlo. “Volveremos”. A ello se le sumo que la afición sobrepasó los 15.000 abonados, todo un récord en 3ª División y no sería el último en batir.

El primer partido de Liga contra el Mosconia era una incertidumbre, el equipo no había jugado partidos de pretemporada y la media de edad rozaba los 21 años. Kily puso el 1-0 en el marcador y los tres puntos se quedaban en casa, no obstante seguía el Oviedo con -3 puntos. El siguiente palo llegó de la manera más inesperada, Armando, canterano y defensa del primer equipo moría en un accidente de tráfico. El equipo, la ciudad y su afición lloraban la muerte de este jugador que rememoraba la del gran Petr Dubovsky. Aún a día de hoy podemos encontrar el busto de Armando en una esquina del Carlos Tartiere.

Tras la gran inyección económica que supuso el apoyo de la afición, el Oviedo pudo reforzarse con jugadores como Aldeondo o Darío Aliaga, dos grandes delanteros. La primera temporada en tercera el equipo azul demostró su superioridad y sólo se vio en problemas contra el “Engendro”, el equipo creado por el ayuntamiento, al que demostraron que la afición de la ciudad sólo tenía un escudo en su corazón. Pero parece que la afición oviedista no tiene derecho a ser feliz así que otro palo llegó en los play off de ascenso. Tras vencer al Ávila en primera ronda, el Oviedo se enfrentaba ante el Arteixo. 1-0 perdía a la ida, lo que hacía insuficiente el 3-2 de la vuelta. Otro año más en Tercera. ¿ Cómo reaccionaría la afición?

Se superaron de nuevo los quince mil socios y este año sí, el Oviedo pudo celebrar un ascenso contra el Real Ávila tras vencer al Coruxo vigués en primera ronda. La ciudad salió a la calle y festejó el primer paso hacia la vuelta a la élite. Esto sería sólo un espejismo, ya que tras un año infructuoso en 2ªB, la siguiente temporada se cumplieron las peores pesadillas de la afición. El equipo descendía, esta vez en los campos, a 3ª División, dónde estaría otras dos temporadas más. Sería la última temporada de Michu y Adrián, actual delantero del Atlético de Madrid. Para acabar de hurgar más en la herida, el eterno rival, el Sporting de Gijón conseguiría el ascenso a Primera División ese año.

Para la vuelta a Tercera, la afición se mantuvo por encima de los diez mil socios, cifra que seguía siendo impresionante, y se trajo a un entrenador de renombre, Lobo Carrasco. La afición no acabó de entender ciertas declaraciones suyas, y tras perder por 4-1 en Caravaca en los play-off de ascenso, fue destituido por el consejo de administración. Tampoco se ascendería ese año.

Si lo haría el siguiente año contra el Mallorca “B”, destinado a sufrir, tendría que esperar a una interminable tanda de penaltis, hasta que Aulestia atrapó el sexto penalti de los cachorros bermellones. La fiesta en la capital asturiana fue igual que cuatro años antes, el amor por un equipo no entiende de desilusiones.
La temporada 2009-2010, el Oviedo alcanzó la máxima cota desde su destierro en 2003. Tras finalizar la temporada segundo por detrás del Alcorcón, visitaba Pontevedra (1ªRonda Play Off a 2ª) con el apoyo de cinco mil oviedistas dispuestos a alcanzar el ascenso.  Tras perder 2-1 y 1-2 en Oviedo, el sueño se disolvió y las tristeza volvió a inundar un año más el corazon azul.

El siguiente año, los temas extradeportivos dominaron la rutina del club, y los rumores de compra por parte de accionistas mexicanos coparon las noticias de la actualidad azul. Durante la temporada pasada, en lo deportivo,el equipo pasó muy malos momentos, pero tras la llegada de Pacheta al banquillo azul, el Oviedo encandenó siete victorias seguidas y todo el mundo se volvió a ilusionar con el equipo. Prueba de ello que tras quedarse sin opción para entrar en los puestos de Play-Off, cuatro mil aficionados acompañaron al equipo a León como demostración de fuerza. “La afición está de luto pero no muerta” rezaba una pancarta. Pocos medios se hicieron eco de aquella proeza más de los carbayones. El resultado fue del todo desfavorable, el equipo salió escaldado por 4-1 ante la Cultural, pero fue lo de menos.

Tras un dubitativo comienzo, este año parece que se han encauzado las aguas y el equipo ha cosechado buenos resultados, ahora a cuatro puntos del ascenso, el Oviedo visita Albacete con la idea de recortarle tres puntos e intentar darle una merecida alegría a esa afición que le sigue partido tras partido con la misma ilusión que cuando venían al Carlos Tartiere los mejores equipos de España.

Por eso este sentido homenaje a un club histórico que no merece pasar por la situación en la que se encuentra. Real Oviedo, la historia de un club que no supo estar a la altura de su afición.
 Reportage en WWW.vavel.com
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