Cultural Leonesa, 4; Real Oviedo, 1
ALINEACIONES:
Cultural Leonesa: Calzado; Marín, Santi Santos, Martín, Lobato; Chema Mato, Vergara; Rubén Rivera (Menéndez, minuto 83), Quique, Mena (Yagüe, minuto 57); y Esaú (Víctor, minuto 60).
Real Oviedo: Javi Martínez; Víctor Díaz, Jorge Rodríguez, Artabe (Falcón, minuto 68), López Ramos; Xavi Moré, Pascual, Gonzalo, Carlos Cuello (Jandrín, minuto 57); Rubiato y Manu Busto (Perona, minuto 57).
ÁRBITRO:
Díaz Álvarez, perteneciente al Comité Gallego. Amonestó a los locales Quique y Marín y a los visitantes Víctor Díaz y Rubiato.
GOLES:
0-1, minuto 11. Rubiato empuja a la red una asistencia de Xavi Moré desde la banda derecha
1-1, minuto19. Mena, de potente zurdazo, desde el interior del área
2-1, minuto 23. Mena, con la derecha, tras acción individual
3-1, minuto 71. Rivera, con la derecha, tras rápida jugada colectiva
4-1, minuto 90. Vergara, al contragolpe
El Real Oviedo de Pacheta sufrió su primer revés de los últimos dos meses. Los azules cayeron (4-1) ante la Cultural Leonesa en el estadio Reino de León, donde se dieron cita más de 4.000 seguidores oviedistas, y dijeron prácticamente adiós a sus opciones de clasificarse para la promoción de ascenso a Segunda División. Actualmente suman 43 puntos, a 12 de la cuarta posición que ocupan el Real Unión y el Logroñés cuando únicamente restan 15 puntos por disputarse.
El técnico oviedista, José Rojo, Pacheta, introdujo tres novedades respecto al once inicial que el pasado domingo empató ante el Club Deportivo Guijuelo. El guardameta Javi Martínez, el defensa Artabe y el delantero Carlos García sustituyeron a los sancionados Aulestia, Negredo y Nano, respectivamente.
Qué importa que el equipo apenas tenga opciones de conseguir nada en esta Liga, qué los futbolistas hayan estado en tela de juicio durante dos tercios de la competición, qué la afición ni soporte al presidente y máximo accionista de la entidad, ni mucho menos a los que le acompañan en el club. Lo vivido ayer en León es una muestra irrefutable de compromiso con el club y la demostración de que el Oviedo tiene un añadido del que casi nadie puede presumir en Segunda B. Los 4.000 aficionados azules que acompañaron al equipo dejaron claro que no están dispuestos a cejar en su lucha y que no quieren a Alberto González al frente del club. En el mayor desplazamiento de la temporada, el presidente no estuvo en el Reino de León y dejó la representación oficial del club a Pablo Bastida y a Paula Calleja, aunque los auténticos representantes de la entidad estaban en la grada y con esos bastó.
La cercanía de León es una invitación a viajar y así lo entendieron los oviedistas. Desde la noche del sábado los bares y calles estaban plagados de camisetas y bufandas azules. Con el despertar del domingo la cosa se multiplicó. El Barrio Húmedo parecía una delegación de la capital asturiana y la Plaza de San Martín se convirtió en el centro de operaciones.
El ambiente fue creciendo hasta que el reloj marcó las 17.00 horas. Ese era el momento fijado por el grupo Symmachiarii para iniciar una marcha hacia el Reino de León. La cabecera lució una pancarta clásica: Alberto vete ya. Unos 3.500 aficionados acompañaron esa caminata y el resto les esperó en las inmediaciones del municipal leonés para cubrir casi por completo una de las tribunas del coqueto estadio. Los gritos de apoyo al club sonaban con la misma fuerza que los de censura hacia González y los ciudadanos leoneses no terminaban de comprender del todo bien lo que estaba pasando cuando la comitiva cortó por completo la calle Ordoño II y todas aquellas que les conducían al escenario del encuentro. No se registraron incidentes en el paseo, ni tampoco en el campo y esa fue otra noticia importante.
Los leoneses tampoco quisieron dejar solos a sus futbolistas en un momento delicadísimo de su historia. La Cultural necesita un inversor con urgencia, después de la espantada del agente de futbolistas avilesino José Luis Tamargo, y que esté dispuesto a aportar cerca de tres millones de euros para seguir compitiendo. De momento, los futbolistas están cumpliendo y están más cerca la salvación, si no la consiguen el futuro se oscurecerá aún más, pero el triunfo de ayer les dio un nuevo impulso para seguir vivos.
El listón estaba alto. La memoria reciente del oviedismo está repleta de imágenes en las que el color de la afición ha sido el signo de máximo orgullo. No corren buenos tiempos para sacar pecho con la situación deportiva, ni mucho menos. Pero hay un elemento que nunca falla: la afición. El resultado en León fue que el listón quedo claramente sobrepasado. Evitando en el análisis el resultado deportivo, evidentemente.
La demostración de oviedismo por las calles de León superó exhibiciones anteriores. Desde primera hora de la mañana la plaza de san Martín solo conoció el color azul. La invasión oviedista alcanzó los 4.000 testigos. Si se tienen en cuenta los condicionantes el número llama poderosamente la atención.
La afición azul tiene hambre de fútbol. Se demuestra en días como el de ayer. No importa que el ascenso sea ya una remota posibilidad que sólo las matemáticas mantiene con vida, o que la afición haya sufrido este año lo indecible. Ni siquiera que el máximo accionista sea hoy por hoy el personaje menos querido entre las masas azules. El frente común no hace discriminaciones.
La plaza de San Martín sirvió además como punto de partida de una marcha hasta el campo que tiñe el casco viejo leonés de azul. Tras la pancarta "¡Alberto vete ya!" los aficionados del Oviedo calentaron la hora previa al encuentro.
Que la afición azul le siguen escociendo todas las heridas de los últimos años se puede comprobar en concentraciones como la de ayer. Los cánticos de apoyo al equipo se mezclaron con otras de tinte reivindicativo. El máximo accionista del club estuvo presente en la mayoría de estos gritos.
El resultado fue aceptado con entereza. Sólo se trata de una decepción más. Al menos la afición azul ya sabe el guión a seguir: levantarse de cada golpe y seguir animando. El sentimiento azul puede superar casi todas las adversidades.
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