domingo, 30 de enero de 2011

Real Oviedo-Palencia








Real Oviedo, 2; C.F. Palencia, 2
ALINEACIONES:
Real Oviedo: Aulestia; Víctor Díaz (Jandro, min. 75), Gonzalo, Jorge Rodríguez, Ernesto; Xavi Moré (Rubiato, min. 83), Aitor Sanz, Pelayo (Falcón, min. 75), Nano; Miguel y Manu Busto.
C.F. Palencia: Castilla; Durantez, Rui, Aitor, Héctor; Pelayo, Chuchi; De Paula (Chupri, min. 90), Alejandro, Víctor (Solabarrieta, min. 66); y Paulino (Saavedra, min. 75).


ÁRBITRO:
Cordero Vega, perteneciente al Comité Cántabro. Amonestó a los locales Víctor Díaz y Ernesto, y a los visitantes Durantez, Alejandro, Rui y Solabarrieta.


GOLES:
1-0, min. 32. Pelayo, tras una bonita jugada colectiva

1-1, min. 36. Alejandro, de cabeza

1-2, min. 88. Rui, de cabeza, tras falta lateral
2-2, min. 90. Manu Busto


INCIDENCIAS:

Encuentro correspondiente a la vigésimo tercera jornada del campeonato de Segunda B, disputado en el estadio Carlos Tartiere ante 4.703 espectadores. Césped blando. Llovió durante todo el partido. Los jugadores Perona y Marc Castells fueron los dos descartes que el técnico José Manuel Martínez realizó en los prolegómenos del choque.


El Real Oviedo empató esta tarde-noche ante el Club de Fútbol Palencia y amplió su negativa racha de tres meses sin lograr un triunfo ante sus aficionados. Los locales tuvieron una mayor posesión del balón que los visitantes, pero no consiguieron enlazar jugadas de ataque y apenas gozaron de ocasiones de gol, a excepción de sendas acciones individuales del delantero Miguel, una en cada periodo. Pelayo inauguró el marcador en la primera mitad y Manu Busto anotó el segundo y definitivo tanto en el descuento.

El entrenador oviedista, José Manuel Martínez, introdujo tres novedades respecto al once inicial que el domingo pasado se impuso al Barakaldo. El defensa Víctor Díaz y los centrocampistas Aitor Sanz y Xavi Moré, éstos dos tras cumplir su partido de sanción, sustituyeron al sancionado Negredo, Marc Castells y Jandro, respectivamente.

El Real Oviedo se atasca en el Carlos Tartiere. El conjunto azul igualó (2-2) esta tarde-noche ante el Club de Fútbol Palencia y sumó su quinto empate consecutivo ante sus aficionados. Los locales trataron de llevar el peso del partido, pero la posesión del balón no fue suficiente ante un conjunto palentino que se mostró muy defensivo y dejaba sus acciones de peligro a sus jugadores mas adelantados, entre los que destacó el asturiano Alejandro, autor de un tanto.

Los azules querían darle continuidad al triunfo de la semana pasada ante el Barakaldo y salieron muy ilusionados ante la posibilidad de encadenar una racha de positivos resultados que les ayudasen a escalar posiciones en la clasificación. Las lluvias caídas en los últimos días en la capital asturiana propiciaron que el césped del municipal ovetense no se encontrase en sus mejores condiciones, algo que jugaba en contra de los intereses del bando local, mucho más acostumbrado a poner en práctica un juego más combinativo que su rival, que presentó un planteamiento defensivo, llegando a replegarse hasta campo propio durante muchos minutos.
De esta manera, las acciones puntuales iban a cobrar especial protagonismo y en ellas aparecieron dos de los futbolistas con una mayor calidad técnica que había en el terreno de juego. Estamos hablando del local Manu Busto y del visitante Víctor, que trataban de responder las acometidas rivales con acierto. Avisó el oviedista en el minuto 3 con un disparo que se marchó alto tras una jugada de Miguel y la replica rival llegó en el 8 con un golpeo lejano que blocó con facilidad el guardameta Aulestia.
Lejos de conformarse, volvieron a aparecer en torno al cuarto de hora de partido, aunque en esta ocasión la de mayor peligro fue para el visitante con un centro “envenenado” que fue despejado por un zaguero oviedista en el área pequeña.

Esas aproximaciones a las áreas dieron paso a una fase del partido en la que los de José Manuel Martínez tenían el balón, lo movían de una banda a otra, pero no llegaron con claridad al área rival. Nano y Xavi Moré lo intentaban por los costados, Manu Busto retrasa su posición para entrar en contacto con el esférico y Miguel se fajaba con sus marcadores, pero no era suficiente para poner en aprietos al guardameta Castilla.
La primera mitad transcurría, ya pasaba el minuto 30, y el partido entró en una fase totalmente distinta a la anterior al verse aproximaciones, jugadas combinativas, errores de definición en los áreas y dos goles. Los azules movían el balón y lo intentaban tanto por fuera, con aportaciones de los extremos, como por el interior, con las combinaciones entre los centrocampistas y Manu Busto. En una de esas acciones llegó el primer tanto carbayón en el minuto 32. El canterano Pelayo, que adquiere un mayor protagonismo en cada encuentro, se asoció con dos compañeros en la frontal del área para realizar dos bonitas paredes y batió al guardameta rival con un bonito derechazo ajustado.

Ese 1-0 ayudó mucho a un conjunto local que quería más y se volcaba en las acciones de ataque, algo de lo que se aprovechó el Palencia para igualar en el 36 por medio del asturiano Alejandro, que batió de cabeza a Aulestia.

Casi sin apenas tiempo para digerir ese empate, el Palencia disfrutó de una nueva ocasión, aunque en esta ocasión el guardameta local adivinó el cabezazo picado de Paulino.
El partido parecía un correcalles y Miguel ganó en velocidad a la defensiva visitante y encaró a Castilla, pero su derechazo se marchó rozando el poste derecho. Previamente se protestó posible gol fantasma de Nano después de que se le escapara el balón de las manos al guardameta visitante.
En cualquier caso, la última acción de peligro fue para los visitantes, aunque Paulino acertó a definir dentro del área.

Tras el tiempo de descanso, los azules no querían pasar la oportunidad de sumar tres puntos y en los primeros compases estuvieron a punto de anotar el segundo tras una bonita acción individual de Aitor Sanz en la banda derecha que no encontró rematador.
El técnico visitante, Pepe Calvo, introdujo al asturiano Pepe Saavedra en el centro del campo y dio a su equipo un mayor empaque y más presencia física para contrarrestar las acciones del bando local, que, aunque no eran muy constantes, sí que adquirían el nivel de peligrosas. Xavi Moré resbaló dentro del área cuando lo tenía todo a su favor en el 56 y en el 69 se reclamó una caída de Manu Busto ante Durantez en el interior del área, aunque el colegiado no señaló nada.
Los azules, alentados por su seguidores, trataban de derribar ese muro palentino, pero dejaban huecos en su línea más retrasada, algo que aprovecharon los contrarios para sacar provecho de su velocidad y plantarse ante Aulestia, que atajó los disparos de De Paula y Chuchi.

Como ya ocurriera en la primera mitad, los últimos minutos volvieron a ser de mucha actividad. En el 89, el defensa visitante Rui se adelantó a su marcador y cabeceó el balón al fondo de la portería tras una falta lateral.
Los locales nunca perdieron la fe e igualaron en el tiempo de descuento por medio de Manu Busto, que, como ya sucedió la semana pasada en Barakaldo, volvió a ser fundamental para su equipo.



ARTICULO:David Alonso
FOTOGRAFIAS:Jonás Sánchez
FOTOGRAFIAS DE PELAYO:Irma Collin

viernes, 28 de enero de 2011

A ti, aficionado


Qué difícil es explicar la situación de un equipo en ruinas. Pero créanme, qué difícil es explicar el comportamiento de una afición de un equipo en ruinas. Tú, aficionado del Rácing, Murcia o Alavés, atento, toma nota, porque quizá el día de mañana tengas que obrar igual.
El significado de ‘masa social’ tiene infinitas lecturas. Unos lo atribuyen a los millones de aficionados que Barça o Madrid tienen alrededor del planeta, otros a sus abonados. Quizá a una manifestación cualquiera o a una reunión determinada. Pero no, querido aficionado, no van por ahí los tiros. Calla y atiende.
Masa social son las casi trece mil personas, fieles en el sentido puro de la palabra, dispuestos a morir por su pasión, que con su equipo viendo la muerte desde el más profundo de los comas, eliminaron a médicos negligentes, encabezados por un alcalde como jefe de servicio, de una bofetada y se pusieron, con sus manos, a salvarle la vida. No es ni un zombie, ni un muerto, ni ninguna de las barbaridades que se escuchan con asiduidad. Es un enfermo, grave, muy grave, que con años y años de rehabilitación las secuelas brillarán por su ausencia.


A ti, aficionado del Barcelona, Espanyol o Sevilla. Atiende. Ojalá no lo vivas en tus carnes nunca. Ojalá sigas disfrutando con tu Copa del Rey, con tu Champions o con Cristiano Ronaldo. Pero debes de saber que, afición son las veintiseis mil personas (te lo pongo en número para que te quede claro: 26.000) que llenaron un estadio para ver un partido de tercera división. ¿Escuchaste bien? ¿Te lo repito? Vale, no me cuesta nada: Veintiseis mil personas en tercera división.
A ti, forofo del Betis, Depor o Recreativo. Qué bonito es ver ganar a tu club en el Bernabéu ¿eh?. Seguramente no hayas ido nunca, o en contadas ocasiones, a ver a tu equipo más allá del Camp Nou. Coge un lápiz, aficionado, y apunta esto. Afición es acudir, domingo tras domingo a campos de tu propia comunidad, embarrados, lloviendo, nevando, granizando,pasando frío y aguantando y soportando insultos y vejaciones con un sólo deseo, que no es otro que ver a tu equipo fuera de allí cuanto antes, con la victoria debajo del brazo.


Esto también va por vosotros, aficionados del Atlético, Almería o Villarreal. Qué alegría que disfrutéis de tener muchos, muchísimos socios en primera. De verdad, resulta muy gratificante que salgáis cabreados por quedar a mitad de clasificación o por no entrar en puestos europeos. Es buen síntoma. Pero atento. Afición supone tener más de 15 000 socios en la mísera tercera división, supone fracasar al subir y volver a tener otros 15 000. Significa ascender a Segunda B y tener otros 15 000. Y bajar, y subir, y volver a bajar. ¿Qué mas da? Siempre van a estar ahí.
Rosell, Florentino, millones y más millones. Pagan cláusulas, fichas estratosféricas. Les apoyan alcaldes, presidentes de su comunidad. Pero, ¿sabes qué? Se puede sobrevivir sin ello. Se puede salir adelante con dirigentes inútiles, con alcaldes asesinos y con presidentes sin escrúpulos. No pasa nada. Tú solo te bastas. Puedes con todo.
¿Has apuntado bien? Si algún día te ocurre algo así, pasa de este pequeño manual. Mejor vete a una ciudad del norte de España, capital del Principado de Asturias. Se llama Oviedo. Sube al barrio de La Ería, un domingo por ejemplo. Compra una entrada (y así contribuyes) y entra en un estadio llamado Carlos Tartiere. Comprueba, con tus ojos, que todo lo que te cuento, todo lo que te digo, es cierto como la vida misma. Saldrás convencido de que, si a tu equipo le pasa algo así y sigues los pasos que te conté anteriormente, sobrevivirás y contarás orgulloso, a tus nietos, que el equipo que están viendo en ese momento por la televisión lo salvaste tú, aficionado. Y comprobarás que tu obra es afición. El resto no importa.

TEXTO:ALVARO LOPEZ SERRANO
FOTOS:JONÁS SÁNCHEZ

lunes, 17 de enero de 2011

Real Ovedo-R S Torrelavega





ALINEACIONES:
Real Oviedo: Aulestia; Gonzalo, Negredo, Jorge Rodríguez, Ernesto; Xavi Moré, Aitor Sanz, Pelayo, Jandro (Manu Busto, min. 72); Miguel (Falcón, min. 90) y Perona (Rubiato, min. 85). R.S. Gimnástica de Torrelavega: Iván Crespo; Abraham, Alberto, Mario, Nando (Neira, min. 34), Cusi, Siro; Perujo, Javi, Bubu (Dani Cobo, min. 66); y Jorge (Brazalez, min. 54).
ÁRBITRO: Flores Roda, perteneciente al Comité Navarro. Amonestó a los locales Aitor Sanz y Gonzalo, y a los visitantes Jorge, Mario, Javi, Siro y Cusi. Expulsó por doble amonestación a Xavi Moré, en el minuto 77, y a Abraham, en el 90. También expulsó al segundo entrenador azul, Sergio Inclán, en el tiempo de descanso.
INCIDENCIAS: Encuentro correspondiente a la vigésimo primera jornada del campeonato de Segunda B, disputado en el estadio Carlos Tartiere ante 6.150 espectadores. Césped en buen estado. Los jugadores Richi, Nano y Marc Castells fueron los tres descartes que el técnico José Manuel Martínez realizó en los prolegómenos del partido. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de la madre de Ricardo Uriona, segundo entrenador de la Gimnástica. El Real Oviedo igualó sin goles ante al Real Sociedad Gimnástica en un partido muy trabado en la parcela central y sin apenas ocasiones de peligro. Los de José Manuel Martínez movieron el balón con una mayor claridad en el segundo periodo, pero la expulsión del centrocampista Xavi Moré, que estaba despachando una buena actuación, en el minuto 77 minó el empuje ofensivo e hizo que al final sumasen su cuarto empate consecutivo en el estadio Carlos Tartiere. Por su parte, el conjunto cántabro se mostró muy ordenado en sus líneas y trató de aprovechar la velocidad de sus jugadores más adelantados, aspectos que les sirvieron para sumar un punto en el municipal ovetense y ampliar su racha de resultados positivos, que ya se eleva a seis jornadas invicto. El técnico José Manuel Martínez introdujo tres novedades respecto al once inicial que cayó la semana pasada ante la Unión Deportiva Logroñés. El defensa Ernesto, el centrocampista Jandro y el delantero Perona sustituyeron a Richi, Víctor Díaz y Manu Busto, respectivamente. El enfrentamiento de esta tarde-noche entre Real Oviedo y Gimnástica de Torrelavega era muy importante para ambos conjuntos, que trataban de aprovechar los resultados de la jornada para escalar posiciones en la clasificación. Precisamente, esa importancia propició un tremendo respeto en cuanto a juego durante la primera mitad, en la que hubo mucho centrocampismo y apenas aproximaciones a las áreas, bien por la sobriedad de ambas líneas defensivas o por las faltas señaladas por el colegiado navarro Flores Roda, algunas de ellas muy discutidas. Cierto es que los azules trataban de mover el balón e intentar aprovechar las aportaciones en banda de dos jugadores específicos como Jandro y Xavi Moré, aunque la defensa cántabra hizo sus deberes y apenas concedió ocasiones de gol. Únicamente el canterano lo intentó con un remate en semi-fallo en el interior del área en el minuto 42 que el guardameta Iván Crespo atajó con seguridad. Los visitantes, por su parte, replegaban mucho sus líneas para evitar la salida de balón de los locales y trataban de aprovechar la velocidad de sus jugadores más ofensivos para inquietar a Aulestia, que no tuvo excesivo trabajo, a excepción de un cabezazo de Bubu en el minuto 43 que se marchó alto. Tras el tiempo de descanso, en el que el segundo entrenador azul, Sergio Inclán, fue expulsado por doble amonestación después de realizar unas observaciones al trío arbitral, el conjunto local realizó un fútbol más combinativo y llegó con una mayor asiduidad al área cántabra. El juego se volcaba por el costado derecho, donde Xavi Moré le ganaba la posición a su marcador Abraham, que se cambió de lateral después del cambio por lesión de su compañero Nano en la primera mitad. El jugador oviedista estuvo a punto de adelantar a los suyos en el minuto 61 con un potente derechazo que se marchó muy cerca del poste izquierdo de la meta rival. 5 después, y tras una nueva internada, sirvió el balón al interior del área para la llegada del delantero Miguel, que remató alto en una posición muy forzada por el marcaje de un rival. Los locales ofrecían argumentos para tratar de conseguir la victoria y la afición le correspondía con aplausos. El partido entraba en su recta final y el técnico José Manuel Martínez decidió mover su banquillo para dar entrada a Manu Busto en detrimento de Jandro, que peleó mucho en ambas bandas. La presencia del cántabro ayudó a que ese vendaval ofensivo continuase creciendo e incluso el defensa Negredo se atrevió a intentarlo desde lejos en el 74. El encuentro parecía que iba a decantarse del bando local y que los aficionados iban a poder disfrutar de una victoria de los suyos casi 3 meses después en el Carlos Tartiere, pero el colegiado navarro Flores Roda cortó de raíz esa ilusión en el minuto 77 al expulsar por doble amonestación a Xavi Moré. Los cántabros dieron un pase al frente, estiraron sus líneas y a punto estuvieron de llevarse los tres puntos con un lanzamiento de falta de Cusi desde la frontal del área que se estrelló en la barrera. En el tramo final, y en un último arreón final, el preparador oviedista dio entrada a Rubiato y Falcón con el propósito de emplear un juego más directo y aprovechar las segundas jugadas, aunque no obtuvo la recompensa esperada. Con este empate sin goles, el Real Oviedo suma 22 puntos y continúa en la zona media-baja de la clasificación. El próximo domingo (17.00 horas, Lasesarre) disputará un partido muy importante ante el Barakaldo, que marcha colista del grupo con 18 puntos.


FOTOGRAFIAS: Jonás Sánchez
TEXTO: David Alonso

jueves, 6 de enero de 2011

Pelayo Novo Garcia




PEDRO ZUAZUA:
Sucedió en el minuto 60 del partido contra la Real Sociedad B. En ese momento la tablilla de los cambios marcaba el número 6, el de Pelayo. El público comenzó a desesperarse ante un cambio que, tal y como iba el partido, era, cuando menos, extraño. Se oyeron silbidos y el ambiente empezó a caldearse. Fue entonces cuando Pelayo Novo García, centrocampista del Real Oviedo formado en El Requexón, demostró que está preparado para ser el capitán de este equipo. Y lo demostró porque muy pocos jugadores son tan valientes como para mostrarse generosos ante un técnico al que la grada no quiere y, sobre todo, porque con tan solo 20 años dejó muy claro que quiere al Real Oviedo, que es consciente de cómo está el entorno y de lo que su cambio iba a suponer en ese momento. Con un único gesto, el de alzar las manos para indicar al público que él había pedido el cambio por lesión, Pelayo se convirtió en el capitán moral de un equipo que necesita imperiosamente un líder. El Carlos Tartiere siempre ha sido un campo difícil para los canteranos. El descenso a Tercera División nos hizo mirar con algo más de cariño a la gente de la casa. No había otro remedio. Sin embargo, el público oviedista siempre ha sabido reconocer al jugador que lleva en la sangre el orgullo, el valor y la garra. Sucedió con Michu, al que la grada apadrinó de inmediato. El reconocimiento a Pelayo tardó algo más en llegar, pero fue muy sincero. Tuvo lugar en el partido ante el Castilla de la pasada temporada, cuando fue sustituido. El Tartiere se puso en pie y le dedicó una más que cariñosa ovación. No se aplaudían solamente los dos goles que había marcado, sino que se aplaudía una forma de ser, de jugar y de entregarse al equipo. Fue realmente emocionante. Pelayo es el ejemplo de lo que debería ser un jugador formado en El Requexón. Es una persona educada, tranquila, con el punto justo de garra, estudia una carrera universitaria, nunca ha dado un problema y, sobre todo, ha sabido esperar su momento. Rodeado de muchas futuras estrellas que seguramente acaben estrelladas, Pelayo ha tenido siempre la ventaja de estar bien aconsejado y de tener la humildad necesaria para ganarse el respeto de todos sin hacer nada raro. Es el ejemplo más claro de que con trabajo, dedicación y un poco de cabeza se puede llegar a donde uno quiera. No se puede encontrar un ejemplo mejor para nuestra cantera. Si todo el mundo en el club se deshace en elogios hacia él, por algo será. Las estadísticas aportan, además, la importancia de Pelayo en el medio del campo. El equipo gana mucho en el juego aéreo cuando él está. Y parece que va adquiriendo confianza y presencia. Lo único que se le podía reprochar al chico era que miraba demasiado poco a la portería contraria, y resulta que ya empieza a soltar la pierna y a buscar las escuadras. Tiene defectos, desde luego, y todavía le falta el temple necesario para saber cuándo hacer o no una falta, pero tiene algo que ni se compra ni se gana con los años, y es que transmite ilusión. Castigados como estamos los oviedistas por el fútbol moderno, que deja poco lugar para el romanticismo, este deporte es tan extraño que consigue que un chico de 20 años dé la razón a los que pensamos que no todo es cuestión de dinero. Al final, por muchos jugadores que se traigan de fuera, por mucho nombre y mucha trayectoria que se tenga, hay un componente que no es económico: el de ser capaz de aportar algo más que las patadas al balón. La grada, por alguna extraña razón, sabe reconocer de inmediato al jugador que tiene algo distinto. Pelayo es, por derecho propio, ese jugador diferente que necesita el Real Oviedo. Es el ejemplo más claro de que se puede triunfar en el mundo del fútbol sin necesidad de irte en alevines a un equipo supuestamente mejor, de que el trabajo y la honradez son la mejor inversión, de que los capitanes de un equipo se eligen ellos mismos, por una especie de selección natural, y de que el cariño y el respeto de los tuyos sólo se gana si eres un señor, aunque tengas 20 años. Pelayo es el capitán moral de este equipo y, después de años de dedicación, trabajo y humildad, sólo tuvo que hacer un gesto para que todos lo entendiéramos